Este libro escrito por León Trotsky durante su exilio en Alma-Ata (Asia Central) tras ser expulsado, primero del CC de Partido Comunista de la URSS, luego de éste y de la misma Internacional, por su oposición a la política de Stalin, contiene la crítica al proyecto de programa del VI congreso de la Internacional Comunista, el primero en celebrarse tras la muerte de Lenin.
Burocracia y nacionalismo
Trotsky, anticipándose a los hechos, prevé el ocaso de la III Internacional y sus catastróficas consecuencias para la clase obrera mundial si ésta adopta la teoría del socialismo en un solo país, pues llevaría inevitablemente a la degeneración nacionalista y reformista de los partidos comunistas: "Si es posible, en general, realizar el socialismo en un solo país, debemos admitir esta tesis no solamente después de la toma del poder, sino también antes. Si el socialismo es realizable en el marco nacional de la URSS atrasada, con mayor razón lo será en la Alemania avanzada. Mañana, los responsables del Partido Comunista alemán desarrollarán esta teoría. El proyecto de programa les da ese derecho. Pasado mañana vendrá el turno del Partido Comunista Francés. Este será el comienzo de la disgregación de la Internacional Comunista siguiendo la línea del socialpatriotismo".
La marcha de los acontecimientos en la segunda mitad del siglo XX confirmó la justeza de los análisis de Trotsky expuestos en esta obra. Tras décadas de obediencia ciega a Moscú por parte de las direcciones de los partidos comunistas oficiales, estallaba la crisis en el llamado "campo socialista": la revolución húngara en 1956, la disputa chino-soviética; la invasión de Checoslovaquia en 1968, Polonia; etc.
Eurocomunismo
El proyecto eurocomunista, una supuesta "vía original" y " nacional" al socialismo en los países del capitalismo desarrollado propuesto por los dirigentes de los partidos comunistas español, francés e italiano en los años 70, se reveló en la práctica (mayo francés , transición española, etc) como un paso más en su política reformista, traicionando la lucha de los trabajadores, y la supeditación aún mayor de las burocracias de estos partidos a sus respectivas burguesías nacionales.
De nuevo en el futuro, sectores cada vez más amplios de trabajadores sentirán la necesidad de coordinar sus luchas con los de otros países. Una nueva internacional basada en los principios del marxismo revolucionario, que dotada del bagaje de la experiencia de los aciertos y errores de ayer, dirigirá a los oprimidos de todo el mundo a la lucha por el socialismo.