¡Ir a la raíz del problema, combatiendo el machismo, el sexismo y la barbarie capitalista! ¡Basta de degradación en los barrios y recortes en la educación y sanidad públicas!
La violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes es una lacra que golpea el mundo entero y con más fuerza si cabe a los barrios obreros y populares y los países pobres. Los gobiernos capitalistas derraman “lágrimas de cocodrilo” pero a la hora de la verdad no toman ninguna medida que vaya a la raíz de un problema. La violencia sexual contra menores hunde sus raíces en el funcionamiento de este sistema que condena a millones de personas a vivir en condiciones de salvajismo, degradación y barbarie extremas. A la explotación, precariedad y miseria que sufrimos cada día en nuestros barrios, centros de trabajo y estudio se unen la opresión machista y sexista y la extensión de lacras como la prostitución y la pornografía.
La esclavización sexual de las mujeres, una lacra inseparable del funcionamiento del sistema
Según datos de la ONU, la prostitución es el segundo negocio que más dinero mueve en el mundo: alrededor de US$108.000 millones anuales. Si sumamos los miles de millones de dólares de la pornografía (según el FBI, solo el cine porno producido en EEUU genera entre 10.000 y 14.000 millones de dólares cada año) estos flagelos sociales que destruyen decenas de miles de vidas desempeñan un papel importante en el funcionamiento global del sistema. Por eso son intocables.
Dentro de esta esclavización y barbarie organizadas, la explotación sexual de menores y todas las demás formas de violencia, maltrato y abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes están cada vez más extendidas. Solo durante el último año, en Venezuela se han producido 1024 casos denunciados. En la realidad son muchos más porque la mayoría no se denuncian o, si son denunciados, la presión sobre las víctimas hace que muchas denuncias sean retiradas o acaben en nada. La fiscalía publica ha señalado que en promedio recibe tres denuncias diarias de abuso sexual infantil
¡Basta de medidas burocráticas, campañas de marketing y discursos reaccionarios que no van al fondo del problema!
El impacto provocado por estos datos y la difusión de varios casos que han trascendido públicamente, uno de los cuales terminó en infanticidio, han disparado la alarma social. Con su doble moral habitual, los dirigentes de la oposición de derecha y ultraderecha al servicio del imperialismo estadounidense hacen declaraciones vacías sobre la inseguridad, acusando al gobierno de ser blando frente a la delincuencia y exigiendo mano dura con el objetivo de rentabilizar electoralmente el sufrimiento de miles de víctimas y sus familias.
La respuesta del gobierno al aumento de casos de violencia sexual contra menores ha sido la campaña “Las niñas y niños “#NoSeTocan”. Pero esta campaña no aborda las causas de fondo. Ninguna medida para hacer frente al colapso económico y degradación de las condiciones de vida en los barrios obreros y populares, que empuja a millones de personas a la desmoralización y la lumpenización, golpeando con más dureza que a nadie a nuestras niñas, niños y adolescentes. Ningún aumento de la inversión para frenar el deterioro dramático de la educación y sanidad públicas. Tampoco para combatir el machismo y el sexismo desde la escuela, introduciendo una materia de educación sexual inclusiva que forme a niñas, niños y adolescentes en relaciones sexoafectivas sanas, basadas en el respeto, la igualdad y la libre elección de cada persona.
En lugar de políticas sociales y medidas contundentes contra las mafias capitalistas que controlan la prostitución y la pornografía, los planteamientos que hemos escuchado a representantes del gobierno reproducen los argumentos de la derecha: aumentar las condenas de prisión a cadena perpetua para los agresores, incluidos los menores, castración química y cosas por el estilo. El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, lo resumía así: “Yo considero que la responsabilidad penal para un adolescente de 14 años; cuando sumas todo el tiempo que pudiese permanecer privado de libertad y llega a 10 años, a mí en lo personal me parece poco. Creo que por delitos que pudiesen terminar en homicidios no puedes dejar libre a esa persona, ahí debe haber un debate” (1)
Luchar contra la violencia sexual organizando a las víctimas y combatiendo sus causas
Las trabajadoras y trabajadores queremos que las violaciones y agresiones sexuales no queden impunes y los culpables tengan un castigo justo. Pero cuando menores violan, agreden e incluso matan a otros menores hay un grave problema social de fondo que debe ser abordado. Es la sociedad la que está enferma y solo yendo a la raíz del problema evitaremos que esta pesadilla siga.
Las políticas pro-capitalistas que se están aplicando generan pobreza, informalidad y lucha por sobrevivir. Y ,como consecuencia, desmoralización, frustración, odio y violencia. Decenas de miles de personas, entre ellas muchos jóvenes, se ven empujadas a la lumpenización, las adicciones a distintas drogas y diferentes formas de delincuencia. Problemáticas como el desempleo, la precariedad e informalidad laboral o el hacinamiento por falta de vivienda que padecemos el pueblo pobre y los trabajadores no hacen más que agravar este problema, aumentando el numero de familias desestructuradas.
Otra cara de la subida de precios y caída continua de los salarios es que millones de trabajadores y trabajadoras debemos combinar distintos empleos, trabajando cada vez más horas y en condiciones peores, sin los medios ni tiempo necesarios para estar con nuestras hijas e hijos. Por no hablar del abandono escolar de niñas y niños por falta de alimentación, salud, vestimenta. .. Cada vez que vamos a un mercado municipal vemos el escenario desgarrador de gran cantidad de niños y niñas solos o incluso con sus representantes adultos, luchando por un plato de comida. Y como la respuesta del estado es perseguirles con sus funcionarios y golpearles con sus leyes, intentando ocultar esta realidad bajo la mesa en lugar de ofrecer soluciones.
Las escuelas, que deberían ser un espacio para detectar y abordar estos problemas con personal profesionalizado, como resultado de los recortes presupuestarios se han convertido en escenarios hostiles que los agravan. El deterioro de las instalaciones deprime y aleja tanto a las y los estudiantes como a cualquier educador o psicólogo de su labor social. Muchos docentes además deben combinar su trabajo con otros en precario en otros centros educativos o en la economía informal. Este mismo abandono y falta de recursos se traslada a los servicios sociales. Faltan centros de orientación sexual y psicólogos y psiquiatras suficientes en estos y en los centros educativos y sanitarios.
La ausencia de políticas de prevención incrementa el número de padres y madres pre-adolescentes así como de padres y madres analfabetas y en situaciones vulnerables que terminan en un caos familiar, sumando más sufrimiento a sus vidas que afecta la evolución emocional y psicosocial de sus hijas e hijos.
Datos de organismos como “Fundación Habla” señalan que los rangos de edad de los afectados por abusos sexuales entre 0 a 8 años de edad (26,22%), 9 a 11 años de edad (31,63%) y 12 a 14 (23,47%) declaran que la mayoría de los casos de violencia se presentan en hogares y escuelas y el segundo delito con mayor ocurrencia es el de actos lascivos. También hay estadísticas que demuestran que la mayoría de menores causantes violencia, maltrato o bullying a otros menores han sufrido previamente esa misma violencia o maltrato.
Solo la organización de la clase obrera y el pueblo puede acabar con esta desidia y garantizar un futuro sin violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes
Ciertamente, las sanciones impuestas a Venezuela por EEUU, que se mantienen y han apoyado los políticos de derecha y ultraderecha, contribuyen a agravar todos los problemas sociales comentados. Pero, cuando la burocracia del gobierno recurre al discurso cada vez más gastado y desprestigiado sobre la “guerra económica” para justificar este estado de cosas, culpando incluso a las y los trabajadores de la salud o la enseñanza, padres y madres, etc mienten cínicamente. Son sus políticas capitalistas las que han extendido el cáncer de la corrupción, llevado al colapso la economía del país, golpeando brutalmente a los pobres y a los trabajadores y extendiendo la desmoralización.
Solo los trabajadores podemos darle un “parao” a esta desgracia a donde nos lanzan los capitalistas y los burócratas del gobierno. Hay que crear comités de acción y lucha en cada barrio, en las comunidades, centros de trabajo, educativos y universidades donde junto a las familias de las víctimas de violencia sexual participemos todas las trabajadoras y trabajadores que queremos luchar contra este flagelo y por dignificar las condiciones de vida de nuestros barrios. La primera tarea de estos comités es impulsar asambleas de vecinas y vecinos para debatir cómo organizarnos, vinculando la denuncia de los diferentes casos de violencia sexual y la lucha porque no queden impunes a la movilización por condiciones dignas en los barrios, mejores salarios y condiciones laborales y más presupuestos para la salud y educación públicas
Como planteamos desde IR durante las movilizaciones del sector educativo, estas eran una oportunidad para unir a estudiantes, educadores, padres y madres o representantes mediante la organización de asambleas y la elegibilidad y revocabilidad de voceras y voceros dispuestos a rendir cuentas periódicamente y cumplir fielmente con las decisiones asamblearias , vinculando la lucha por los salarios y condiciones laborales a la defensa de una educación 100% pública y de calidad.
Debemos sacar conclusiones de esta y otras luchas planteando estos métodos de lucha asamblearios y democráticos y un programa revolucionario. No se trata de gestionar mejor la miseria y barbarie del capitalismo sino de erradicarlas, y eso solo se consigue cambiando el sistema. Hay que empezar por acabar con el gigantesco negocio de la pornografía y la explotación sexual expropiando los bienes de todos los capitalistas implicados en el mismo. Pero esto solo puede ser un primer paso. Para acabar con las condiciones de barbarie y miseria que alimentan la violencia sexual y todas la demás formas de violencia hay que transformar las condiciones de vida, haciendo -como decía el gran cantor del pueblo Alí Primera- “que sea humana la humanidad”.
Para ello las empresas más importantes, los bancos y latifundios deben ser confiscadas, tanto a la vieja burguesía como a la nueva “boliburguesía” surgida de la burocracia del estado, y colocados bajo gestión directa de la clase obrera para que la riqueza que creamos con nuestro trabajo no vaya a enriquecer a unos pocos sino a satisfacer las necesidades del conjunto de la población. ¡Únete a Izquierda Revolucionaria para luchar por estas ideas!